A bordo con Manuel Mujica Lainez

Cierta vez, Manuel Mujica Lainez viajó en un avión junto a un grupo de escritores. Refiriéndose a Jorge Luis Borges, quien también compartía el vuelo, dijo Manucho: «Si se cae el avión, éste nos va a arruinar la necrológica, todas las notas van a ser para él».

(Fuente: Cristina Mucci. La señora Lynch. Norma)

La prueba en sus manos

Contaba el escritor argentino Manuel Mujica Lainez, autor de Bomarzo, que en el archivo de La Nación trabajaba la princesa Puczyma, perteneciente a la gran nobleza polaca, quien odiaba a los judíos.

Un día, en un cóctel rodeada de gente, la princesa ve entrar a Alberto Gerchunoff y le pregunta con su voz varonil:

-¿Es cierto que usted es judío?- Sí, le responde Gerchunoff -y si usted quiere pongo la prueba en sus manos.

(Fuente: La Nación)

«Nunca en el centro de la tapa de Gente»

(De Manuel Mujica Láinez al poeta Oscar Monesterolo)

Miraflores, San Isidro, 28 de noviembre de 1977

Querido Oscar:

Lo que resultó verdaderamente pintoresco fue el asunto de la tapa de la revista Gente para fin de año. Vinieron a buscarme un periodista, una modelo y una cantante de tangos, ambas aparentemente célebres, cuyos nombres ignoraré hasta que la revista salga. Allá nos aguardaban unos veinticinco famosos y un enjambre de fotógrafos y cronistas. Como yo he figurado ya en una de esas tapas, cuando el escándalo de Bomarzo, me ha enseñado la experiencia que por nada hay que situarse en el medio, porque como la tapa es doble, la doblan por el medio y al que va en el centro lo cortan por la mitad. Para algo sirve haber vivido. Me ofrecieron dicho centro que rechacé cortésmente a favor del ministro, pues se anunció que no era imposible que Martínez de Hoz llegara. Mientras lo esperábamos, dudando, trabé relación con algunos de mis colegas de los cuales conocía: al tenista Vilas, Amalita Fortabat (ejecutiva y millonaria), al pintor Berni, la bailarina Olga Ferri, el compositor García Morillo, dos de los Luthiers que admiro tanto, la espléndida actriz dramática María Rosa Gallo, Labruna (el de River Plate); una archicélebre vedette cuyo nombre no recuerdo, a quien naturalmente confundí con Libertad Leblanc, y a quien, para su horror le dije ¿cómo te va, Libertad? Migré, el de los teleteatros que nunca terminan y que gana fortuna con ellos; el gordo Porcel, personajes del box, del fútbol; un joven científico cordobés importante por haber descubierto que ciertos animales domésticos transmiten ignoro qué enfermedad, etc etc. La no Libertad Leblanc, que resultó ser Nélida Lobato, se equivocó, movida por la vanidad y se ubicó en el fatalísimo centro: yo, humilde y astuto, me corrí a la punta izquierda, espero que la mejor, detrás de Guillermo Vilas, sobre cuyo caliente hombro reposó mi mano…

(Alejandra Zina. Guillermo Korn. En primera persona. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos)

«Los monstruos no mueren»

En mayo de 1572 muere Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo: «Vibraba la frase que mi padre había escrito debajo de mi horóscopo: ‘Los monstruos no mueren’. Sí mueren, todos morimos. La inmortalidad es la voluntad de Dios; la única; un día morirán los monstruos de piedra erigidos por mí».

Orsini fue el creador del Parque de los Monstruos -o Bosque Sagrado- de su castillo en Bomarzo, que aún existe (en las cercanías de Viterbo) e invita a un itinerario casi sobrenatural entre gigantes de piedra, casas puestas del revés, bocas de ogro de incierto interior y seres fantásticos. La visita de este parque surreal del siglo XVI, que le hizo conocer el pintor Miguel Ocampo, inspiró al escritor argentino Manuel Mujica Lainez su obra maestra Bomarzo, luego convertida en el libro de una ópera de Alberto Ginastera.