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La Lima de Mario Vargas Llosa: un viaje literario por la ciudad que lo inspiró

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Pocos escritores latinoamericanos han logrado construir un universo narrativo tan estrechamente ligado a una ciudad como Mario Vargas Llosa con Lima. En sus primeros relatos —”Los jefes”, Los cachorros, La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral— la capital peruana no es solo un telón de fondo, sino un personaje más: estratificada, contradictoria, cambiante y, sobre todo, profundamente real.

Una guía publicada originalmente en 2008 por Promperú y reeditada en los últimos años ofrece un recorrido por los espacios urbanos que inspiraron al Nobel de Literatura. Esta publicación funciona como una suerte de mapa literario para el lector que desee recorrer Lima con los ojos del autor y entender cómo sus barrios, calles y cafés sirvieron de materia prima para construir un imaginario que hoy es parte de la literatura universal.

Miraflores: educación sentimental y rebeldía

El distrito de Miraflores ocupa un lugar central en la obra de Vargas Llosa. Espacio de clase media, fue escenario de su juventud y, por tanto, del despertar de su vocación literaria y de su independencia personal. En Día domingo y Los cachorros, este distrito aparece como el lugar donde la clase media limeña vivía “de puertas afuera”, en contraste con los barrios más ricos, encerrados tras muros y cercas.

Calles como Porta, Ocharán, José Gonzales o la avenida Pardo son parte del paisaje emocional y narrativo del autor. Allí se ubican también el cine Montecarlo, el bar El Nacional en La Herradura y el mítico Crem Rica, todos lugares de iniciación, socialización y exploración juvenil. La vida de los jóvenes vargasllosianos transcurre entre partidos de básquet, primeras borracheras y escarceos amorosos, en un entorno donde el rock’n roll, el cine y la literatura eran formas de resistencia frente a los valores tradicionales.

El Colegio Militar Leoncio Prado: poder, jerarquías y masculinidad

La ciudad y los perros marca el ingreso de Vargas Llosa a la narrativa mayor. Ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado, en el distrito de La Perla (Callao), la novela es una crítica feroz al autoritarismo y a la formación castrense de los jóvenes. El colegio, con su arquitectura opresiva, se convierte en un microcosmos del Perú de los años 50: jerárquico, violento y profundamente dividido por clase social.

La figura del “perro” —el nuevo cadete que sufre humillaciones como rito de paso— refleja una sociedad que reproduce el poder mediante la violencia y la exclusión. Este espacio, en donde Vargas Llosa cursó parte de su secundaria, aparece como un territorio de tránsito entre la adolescencia y la adultez, marcado por la brutalidad y la represión.

El centro de Lima: bohemia, política y periodismo

En Conversación en La Catedral, el centro de Lima se convierte en el núcleo narrativo. Allí se ubican las redacciones de diarios como La Crónica, los bares como el mítico La Catedral (que da título a la novela), la Plaza San Martín y los alrededores de La Colmena. Este entorno urbano sirve para representar la corrupción política, la desilusión generacional y la búsqueda de sentido en medio de un país fracturado.

La pregunta que da inicio a la novela —“¿En qué momento se jodió el Perú?”— no sólo enmarca la historia de Santiago Zavala, periodista y personaje central, sino que también resume una reflexión más amplia sobre el desencanto de toda una época. A través de la conversación entre Santiago y Ambrosio, Vargas Llosa articula una visión crítica del Perú de la dictadura de Odría, sus redes de poder y la descomposición moral de sus protagonistas.

La Victoria, Barranco, Chorrillos: la ciudad segmentada

El recorrido propuesto por la guía también lleva al lector por zonas menos transitadas del imaginario turístico, pero fundamentales en la obra del autor. En La Victoria, con su Plaza Manco Cápac y su cercanía con los antiguos prostíbulos de Huatica, se condensan la marginalidad, la violencia y el deseo reprimido. Es también un territorio cargado de simbolismo en La ciudad y los perros.

En contraste, Barranco, con su arquitectura republicana y su ambiente bohemio, ofrece una Lima distinta: nostálgica, lírica, próxima al modernismo de Eguren y a la sensibilidad de La casa de cartón de Martín Adán. Chorrillos y La Herradura, por su parte, son espacios de iniciación, desafío y transgresión, frecuentados por los jóvenes de clase media en busca de identidad y escape.


La ciudad como archivo de la ficción

Recorrer Lima con los textos de Vargas Llosa en mano es una forma de lectura activa, casi arqueológica. La ciudad real y la ciudad literaria se superponen en una cartografía que nos permite entender cómo los espacios urbanos dialogan con la construcción de personajes, atmósferas y tramas. En el caso de Mario Vargas Llosa, la ciudad no es solo un decorado, sino un agente narrativo que estructura el sentido de sus novelas.

Esta guía, más que una herramienta turística, es una invitación a reescribir la ciudad desde la literatura. Porque, como recuerda la propia publicación, “la obra de Vargas Llosa siempre tiene un sentido”, y su Lima sigue siendo un espejo, una herida y una posibilidad.

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©Graciela Cutuli


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