En una emotiva conferencia en el MALBA, la traductora Sunme Yoon repasó su vínculo con la obra de Han Kang, Premio Nobel de Literatura, y los desafíos de traducir una sensibilidad tan singular desde el coreano.
Por Florencia Agrasar
El miércoles 7 de mayo, en el marco de la visita de la traductora literaria Sunme Yoon a Buenos Aires, el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) fue escenario de una conferencia que conjugó pasión, trayectoria y una profunda devoción por la literatura. En “Han Kang: su viaje del coreano al español”, Yoon compartió una experiencia personal y profesional que no solo reveló detalles poco conocidos sobre la autora surcoreana, sino también sobre el arte de traducir literatura como un acto de interpretación sensible.
“La paradoja de la traducción es que, cuanto mejor es, más invisible es el traductor”
Sunme Yoon, nacida en Corea del Sur y criada en Argentina, relató cómo descubrió a Han Kang por azar: tras leer un artículo sobre nuevas voces literarias coreanas en 2010, compró varias novelas y quedó impactada por La vegetariana. Comenzó a traducirla antes de terminarla, convencida de haber encontrado una obra fundamental. Su versión, publicada en 2012 por la editorial independiente Bajo La Luna, fue la primera traducción de la novela a un idioma occidental, incluso antes que al inglés.

Aquel mismo año, Han Kang visitó Buenos Aires invitada por un organismo coreano. Aún desconocida, participó de una charla en la Feria del Libro donde se sorprendió por el entusiasmo del público argentino. “Me dijo que se sintió más comprendida en Buenos Aires que en Corea”, recordó Yoon.
La vegetariana, con su estructura en tres partes, representa para Yoon una historia de resistencia: “Es la historia de una heroína. Alguien que, frente a la violencia sutil de la sociedad y la familia, elige no transigir con su verdad, hasta sus últimas consecuencias”. La novela, que trata temas como la violencia doméstica, el deseo de libertad y la comunión con la naturaleza, fue traducida entre lágrimas por Yoon. Su versión fue la base de las ediciones posteriores, incluida la de Random House.
“Han Kang escribe con el cuerpo”
La relación entre traductora y autora se volvió una colaboración estrecha. Han Kang, reconocida por su prosa poética y su sensibilidad ante el dolor humano, confió en Yoon para traducir sus novelas Actos humanos, Blanco, Imposible decir adiós y La clase de griego. Cada una de estas obras, señaló la traductora, aborda episodios dolorosos de la historia coreana, desde la masacre de Gwangju en 1980 hasta las purgas de la isla de Jeju en 1948. Sin embargo, subrayó que más allá del trauma, la escritura de Han Kang propone una esperanza: “Los muertos viven en nosotros. Recordar es una forma de resistencia y de sanación”.
En particular, La clase de griego, que rindió homenaje a Borges desde el título hasta el espíritu, tuvo una recepción extraordinaria en Argentina. “Es su novela más poética y la más romántica”, dijo Yoon. En ella, el lenguaje y el cuerpo aparecen como límites que se superan mediante el encuentro amoroso. “Es una historia sobre cómo dos personas se complementan para curarse mutuamente”, explicó, y contó una anécdota sobre la palabra coreana ogeutnada, usada para describir un abrazo amoroso en el que los corazones no se superponen sino que crecen como las hojas de las plantas: en espiral, para no taparse.

Yoon destacó que la influencia de Borges fue clave para que Han Kang aceptara viajar a Buenos Aires en 2013. De hecho, en su poemario El invierno al otro lado del espejo, recientemente traducido por Yoon, se recogen impresiones de aquel viaje: la lluvia en Palermo, las Madres de Plaza de Mayo, los cervatillos del zoológico.
Blanco, una obra híbrida entre poesía y ensayo, también fue comentada como una pieza de gran delicadeza, escrita en Varsovia como un homenaje a la hermana muerta de Han Kang. “Ella recorre la ciudad para que, a través de sus ojos, su hermana vea el mundo”, explicó la traductora.
Sobre el arte de traducir, Yoon fue clara: “No es trasladar palabras. Es interpretar sentidos. Para traducir literatura, hay que ser tan consciente como el autor”. Y agregó: “Uno entra en la mente del autor. Me convierto en Han Kang”.
La charla concluyó con un mensaje grabado por la propia Han Kang, quien agradeció a sus lectores en Argentina y expresó su deseo de seguir conectada con el público hispanohablante. Para Yoon, el vínculo es ya inseparable: “Ese Nobel lo ganó ella, pero siento que yo también recibí flores y pétalos gracias a ese premio. Estoy en el mejor momento de mi vida, y es gracias a Han Kang”.
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