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Casa Ronco, el legado que convirtió a Azul en emblema cervantino

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Ubicada en el centro de Azul, provincia de Buenos Aires (Argentina), la Casa Ronco es un símbolo de la pasión literaria y la memoria cultural argentina. Su valiosa colección bibliográfica y su historia única le otorgaron a la ciudad un prestigioso reconocimiento internacional.

La Casa Ronco, antigua residencia de Bartolomé José Ronco, resguarda una de las colecciones privadas más notables de América Latina, particularmente centrada en ediciones de Don Quijote de la Mancha y Martín Fierro. Gracias a esta pasión por la literatura, Azul fue declarada oficialmente como Ciudad Cervantina de la Argentina, una distinción que comparte con muy pocos lugares en el mundo.

Un abogado que construyó un santuario de libros

Bartolomé J. Ronco (1881-1952), abogado de profesión y promotor cultural por vocación, llegó a Azul en 1908. Rápidamente se integró a la vida local, impulsando la fundación de bibliotecas, museos y espacios de divulgación. Su pasión por la cultura lo llevó a presidir la Biblioteca Popular de Azul, fundar la Universidad Popular “José Hernández” e impulsar el Museo Enrique Squirru, al cual donó una valiosa colección de platería gauchesca e indígena.

Tras la trágica muerte de su única hija, Margarita, Ronco volcó aún más energía en la confección de juguetes de madera y, sobre todo, en la construcción de su formidable biblioteca privada. Desde su estudio en la Casa Ronco, comenzó a reunir ediciones antiguas y contemporáneas del Quijote y otras obras fundamentales de la literatura gauchesca.

La colección cervantina y gauchesca: un tesoro internacional

La Casa Ronco alberga más de 350 ediciones de Don Quijote de la Mancha, entre ellas piezas excepcionales como la primera traducción inglesa de Thomas Shelton (1675), donada por el escritor inglés Julian Barnes en su visita a la ciudad, y una edición flamenca de 1697 impresa por los Verdussen en Amberes. También sobresalen ediciones ilustradas por Gustave Doré, Salvador Dalí y hasta una versión impresa en Buenos Aires, en 1942, donde Don Quijote tiene los rasgos de Mickey Mouse. También hay ediciones en idiomas como hebreo y japonés.

La colección no se limita a Cervantes. Ronco también reunió ejemplares originales de Martín Fierro de José Hernández, incluyendo ediciones de 1872 y 1874, con anotaciones manuscritas y correcciones autógrafas. Estos libros no solo representan joyas bibliográficas, sino que también reflejan el vínculo entre el imaginario gauchesco y la épica cervantina.

Azul: entre libros, fortines y modernidad

La ciudad de Azul, conocida por su pasado de fortines y malones en la época de la frontera, se transformó en un inesperado faro cultural gracias a Ronco. Su impulso convirtió a la ciudad en punto de encuentro de grandes figuras de la literatura y el arte, como Jorge Luis Borges, Xul Solar, Raúl González Tuñón y Alfonsina Storni, quienes participaron de iniciativas culturales locales como la revista Azul.

Mientras tanto, la modernización urbana llegaba de la mano del arquitecto Francisco Salamone, que imprimió su estilo art déco y brutalista en construcciones emblemáticas como la portada del Parque Municipal, el Cementerio de Azul y el edificio del ex Matadero. Así, la ciudad conjugaba su legado literario con la modernidad arquitectónica de los años 30.

Un recorrido por la Casa Ronco

La visita a la Casa Ronco es un viaje en el tiempo. El recorrido comienza en la sala principal, donde estantes repletos de libros conviven con juguetes de madera fabricados por Ronco. La sala más destacada es el despacho donde se exhibe la colección cervantina: más de 300 ediciones de Don Quijote, cada una con particularidades únicas de impresión, encuadernación o ilustración.

La casa también alberga la Hemeroteca Juan Miguel Oyhanarte, inaugurada en 1991, que resguarda periódicos y revistas locales desde 1872, y el Archivo Digital de Azul, con alrededor de 5.000 imágenes históricas disponibles para investigadores y visitantes.

La Casa Ronco no es solo un museo o una biblioteca: es un espacio vivo que testimonia la importancia de la palabra escrita y el amor por la cultura. Hoy en día, sigue siendo administrada como parte del patrimonio cultural de Azul, y recibe a visitantes de todo el mundo que buscan comprender cómo un hombre, una ciudad y una pasión lograron fusionar la llanura bonaerense con la eternidad de los libros.


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©Graciela Cutuli


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