Kazuo Ishiguro dio a conocer la versión en castellano de su última novela, Klara y el sol, publicado por Anagrama. Durante la presentación, el escritor británico de origen japonés alertó sobre el “desempleo masivo”, un fenómeno que “ya está empezando a suceder”. “La inteligencia artificial va a eliminar muchos empleos, la mayoría de los que ahora tenemos, de gente que ahora se considera parte de la elite intelectual” dijo el autor de Lo que queda del día.
La gente ya no es desempleada sino postempleada, dijo Ishiguro, quien se preguntó “cómo se sobrevive cuando desaparece la idea capitalista más antigua que ya no funciona”. “Estamos en el umbral de lo que fue la Revolución Industrial, cuando hubo ingentes cambios en la sociedad, puede haber muchas ventajas, pero tenemos que evitar las cosas tremebundas que ocurrieron cuando nos industrializamos”.
El escritor advirtió también sobre un riesgo cada vez más presente, y es que con la inteligencia artificial “las sociedades autoritarias tengan herramientas que no existían en la Guerra Fría, y que sea difícil para las sociedades democrático-liberales competir con sociedades que pueden tomar decisiones con sistemas de vigilancia en todos los ciudadanos de una manera muy efectiva”.
A continuación, advirtió un “desajuste entre el interés” de empresas como Facebook, “con un modelo de negocios basado en observar nuestro comportamiento y crear datos” y “el interés de la sociedad”. A su juicio “es necesario que se alineen, porque si no, sufriremos estos perjuicios”.
“Hay un potencial enorme para hacer el bien, sobre todo en el ámbito de la salud -reconoció- porque podemos protegernos de muchas enfermedades con las herramientas que tenemos, pero como sociedad necesitamos reorganizarnos y evitar los peligros”. Asimismo recordó los peligros del “editor genético”: “No sé como vamos a evitar la creación de bebés que sean ‘mejorados’ intelectual o atléticamente, o que incluso puedan no caer enfermos”. “Se abre la posibilidad de una especie de meritocracia salvaje en la sociedad y esto puede ser muy peligroso, cuando hay personas que son mejores en ciertas cosas que otras”.
Ishiguro dijo sentirse “más optimista” en cuanto a la naturaleza humana que al comienzo de su carrera, “aunque menos optimista respecto a los sistemas políticos. Me preocupa la fortaleza de las democracias liberales”, aseguró. “Cuando miro al futuro -agregó- veo una niebla, sombras en medio de la niebla, y Klara y el Sol es un poco eso, un señor mayor que intenta mirar al futuro y ve sombras”.
En la novela de Ishiguro, la primera que publica tras recibir el Nobel, Klara es una amiga artificial especializada en el cuidado de los niños y a través de ella el escritor mira a los seres humanos. El robot “se convierte en una metáfora de los impulsos humanos” y “en su determinación por hacer lo mejor por la niña, acaba pareciéndose a un padre o una madre”. La protagonista se plantea cuestiones como “¿hay algo más que haga que los seres humanos hagan que seamos especiales?, ¿qué significa que un ser humano ame a otro ser humano?, ¿somos únicos?, ¿somos irremplazables o somos remplazables?”.
A su juicio, “los seres humanos, cuando se trata de cuidar a nuestros hijos, somos un poco como máquinas programadas. Mi madre era así”, apuntó. Ishiguro considera que “Klara puede tener un papel muy importante, como un animal de compañía” pero “los seres humanos siempre van a necesitar a otros seres humanos”. Para él, “podemos conseguir que algunos robots sean muy empáticos y amables, pero no es suficiente”.
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