Cuenta Hermann Hesse que una vez recibió una carta de un librero de Berna, contándole que uno de sus clientes, un obrero de Emmental, le había encargado su libro “Ensueños”. El librero se lo dio y a los pocos días vuelve el comprador con el libro, que le devolvió diciéndole: “Jamás cayó bajo mi vista tan reverenda tontería”.
(Fuente: Hermann Hesse. Cartas)
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