Anaïs Nin paró en la acera a Jane Bowles, quien iba acompañada de su marido, Paul Bowles, que siguió adelante. Cuando Jane se reunió con Paul, contó a este quién era la extraña mujer. “¿Y por qué te paró?”, inquirió él.
Como siempre, Jane fue literal y directa: “Sentía que tenía que decirme ella misma lo mala escritora que soy”.
(Fuente: Anaïs Nin. Correspondencia)
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