García Márquez llegó a Barcelona, todavía su novela [Cien años de soledad] no era un éxito. Había salido de Colombia con escasos dólares, pero en cambio se trajo dos pieles de caimán que pretendía vender. Yo no sabía qué podía hacer con ellas, así que no le fui de gran utilidad.
(Fuente: Joaquín Marco, La llegada de los bárbaros, Edhasa)
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