Tendencialmente. En la tragedia griega los personajes nunca se hablan entre sí, hablan a confidentes, al coro, a ajenos. Es representación en la medida en que cada cual expone su caso al público. El personaje jamás se rebaja a diálogos con otros, sino que es como es, estatuario, inmutable.
Las muertes se producen fuera del escenario, y se oyen sus gritos, sus exhortaciones, sus palabras. Llega el mensajero y cuenta los hechos. El acontecimiento se resuelve en palabras, en exposición. No diálogo. La tragedia no es diálogo sino exposición a un público ideal, el coro. Con él se efectúa el verdadero diálogo.
[De ahí la pobreza de la tragedia clasicista (francesa, Alfieri) que, conservando el estilo, la ausencia de hechos y la exposición de la griega, carece de coro, es decir, del segundo personaje que hace frente a ese otro único, que es la suma de los otros personajes].
(Cesare Pavese. El oficio de vivir. El oficio de los poetas. Bruguera-Alfaguara)
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