J.D. Salinger, autor de The Catcher in the Rye (El guardián entre el centeno), dejó “mucho material inédito que será publicado”, según contó su hijo, el actor y productor Matthew Salinger, en un encuentro realizado en el Salón del Libro de Turín, dedicado al centenario del nacimiento del novelista.
“No hay mejor momento para comunicar que mi padre siguió escribiendo durante otros siete años, después de haberse retirado de la escena. Leí todo el material que existe e intenté ensamblarlo del mejor modo posible”, explicó Matthew Salinger, cuyo papel más conocido es el de “Capitán América” (1990).
“Es un material que quiero compartir, pero no saldrá seguramente en los próximos tres años… digamos que será en la próxima década. Estoy buscando actuar más rápidamente, pero también quiero ser muy atentado y cuidadoso”.
Mientras tanto, no quiso dar más detalles porque “diría mis impresiones -según aseguró- pero sería un error ante mi padre y sus lectores si dijera más”. También dijo desear que su padre hubiera tenido “un sistema mejor de archivo. Algunas cosas las acomodaba un poco a su manera”.
Para Matthew Salinger, su padre era un escritor en el que había “un elemento religioso en la relación con sus lectores. No quería que la gente tuviera preconceptos mirando un libro suyo, no quería fajas en la tapa y tampoco imágenes hollywoodenses del autor”.
En el plano personal, Matthew recordó a un padre “muy dulce y presente”, así como “su atención cuando te miraba. Sus ojos. Lograba entenderte. Veía todo y sabía cuándo debía dejarte por tu cuenta”. Lo describió como un hombre que “escuchaba a las personas que lo necesitaban, pero solo si había un problema real”.
También “me hizo entender que no alcanza con ser inteligentes. Hay que tener un corazón y luchar en nuestra propia vida para hallar la sabiduría. Encuéntrenme, decía, la verdadera sabiduría”, dijo Salinger evocando a su padre, que “estuvo siempre presente en mi vida, más que los padres de mis amigos”.
Cuando extraña a su padre, agregó, Matthew Salinger hace lo mismo que su padre: “Era la persona menos sola que conozco, porque estaba rodeado de sus libros. Pasaba días con ellos. Yo también lo hago. Cuando lo extrañé, releí todas sus obras. Y ahora leo todos los días este material no publicado, y esto lo mantiene vivo para mí”.
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