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El enigma ¿Nobél o Nóbel?

La semana de entrega de los premios Nobel trae siempre su vaivén de apuestas, sobre todo en materia de Literatura, una de las asignaturas más sujetas al falible pero apasionante juicio de la subjetividad.
La literatura, la poesía en particular, fue uno de los grandes intereses del joven Alfred Nobel en sus años de formación, junto con la química y la física que le fueran impartidas por profesores particulares, una práctica habitual de las familias pudientes de la época.
Este año 2017 el juego de apuestas ya está abierto: entre los favoritos están Ngugi Wa Thiong’o (Kenia), Haruki Murakami (Japón), Margaret Atwood (Canadá), Adonis (Siria).
Pero más allá del resultado cada entrega de los premios renueva una pequeña polémica fonética: ¿cómo se pronuncia el apellido Nobel? ¿Nóbel o Nobél, para poner por escrito -con perdón de las reglas- las formas grave y aguda que se reparten las preferencias, con amplia mayoría para la primera?
La respuesta habrá que buscarla en las fuentes: el apellido original de la familia era Nobelius (grave), que al ser acortado por su abuelo quedó en Nobel… agudo. Así se pronuncia en sueco (idioma en el que suena en realidad Nubél) y así lo manda su grafía en castellano (no se tildan palabras agudas que no terminen en n-s-vocal). Como mantel, cascabel, decibel.
Sin embargo, los académicos de la lengua “no dictan reglas, consagran usos”. Y el uso ampliamente extendido de Nóbel manda también su aceptación… aunque por aquí seguimos prefiriendo Nob(é)l.

Y para despedirnos, unos versos del propio Alfred Nobel, parte de su poema The Riddle (El enigma), que transcribimos en su versión en inglés.

You say I am a riddle – it may be
For all of us are riddles unexplained.
Begun in pain, in deeper torture ended,
This breathing clay what business has it here?
Some petty wants to chain us to the Earth,
Some lofty thoughts to lift us to the spheres,
And cheat us with that semblance of a soul
To dream of Immortality, till Time
O’er empty visions draws the closing veil,
And a new life begins – the life of worms,
Those hungry plunderers of the human breast.
For this Hope dwindles as we fathom Truth:
Forgotten to forget – and is that all?
To-day a man, with power to act and feel,
A mirror of the Universe, wherein
Creation’s centred rays combine to form
The focus of Intelligence; to-day
A heart so deeply loving that it seems
As if that band uniting soul to soul,
Were but Religion in a brighter form;
To-day all this – to-morrow a cold corpse,
A something worse than clay which stinks and rots.
Kind hands may strew their flowers, kind eyes may drop
A tear of pity o’er the buried dust;
But worms will feed long after friends are gone,
And, after all, what matters love of theirs
When all of us, that was, is at an end.

 


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©Graciela Cutuli


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