El moderno (y a veces distraído lector) tal vez no tenga presente cuánto le debe a un editor italiano del siglo XVI cada vez que abre un libro, lo hojea o lo lee, casi sin prestar atención a aquello que damos por sentado que toda obra habrá de tener: un título, un prólogo, tal vez notas al pie, alguna advertencia o –errare humanum est– la temida pero honesta fe de erratas.
Y sin embargo, detrás de esos rituales que rodean el ejercicio de la lectura, está la sombra de Aldo Manucio.
Humanista, impresor y, sobre todo, editor, Aldo Manucio aportó a la historia de la lectura algunas novedades vigentes hasta hoy: el formato en octavo -auténtico libro de bolsillo en comparación con los voluminosos códices que lo precedieron- y la letra cursiva, o itálica, que hoy componemos en nuestras computadoras con una simple combinación de teclas muy alejada de las complicaciones de los tipos móviles y las cajas de las imprentas renacentistas.
Más de cien títulos editó Aldo Manucio desde su imprenta veneciana, muy especialmente clásicos griegos que rescató de una probable condena al olvido. Imprimió, además, El sueño de Polífilo (Hypnerotomachia Poliphili), una obra de autor incierto, y atribuciones varias, considerada entre los más bellos libros de la historia (por no hablar de su críptico contenido).
El éxito tiene, claro, su contracara. Para Aldo Manucio fue el peligro de las ediciones pirateadas (sí, ya en aquellos tiempos analógicos) y la incesante demanda de los humanistas en busca de publicación, que lo llevó a exponer un pedido claro y conciso en la puerta de su imprenta: “Quienquiera que seas, Aldo te suplica que, en cada estancia, le expliques con toda brevedad lo que deseas de él y, después, te marches sin retardo”.
El sello Ampersand trae nuevamente a la atención de los lectores del siglo XXI la figura de Aldo Manucio, gracias a la publicación de De re impressoria. Cartas prologales del primer editor, un volumen con el cual lanza la nueva colección de epistolarios Territorio Postal. Los prólogos del editor italiano fueron seleccionados, traducidos y anotados por Ana Mosqueda y quieren convertirse en “un homenaje a las obsesiones, pesares, herramientas e impulso creativo propios de la labor editorial”. Desde Lector in fabula en adelante, no es una novedad el papel del lector en la coronación del sentido de la obra: pero las cartas prologales de Manucio revelan que la conciencia de ese papel no es solo moderna, sino que empieza con el comienzo mismo de la lectura como hoy la conocemos.
Las cartas prologales incluidas en De re impressoria abarcan los prefacios de Manucio para obras de Aristóteles, Angelo Poliziano, Virgilio, Horacio, Juvenal, la Gramática griega de Láscaris, Homero, Eurípides, Píndaro y Platón, entre otros (el listado completo aquí al final). El volumen se completa con un glosario de términos utilizados por Manucio en las ediciones y un índice de nombres. Pero, haciendo honor al tema que aborda, lo mejor es empezar a leerlo por el principio, donde dos prefacios –Aldo Manucio y el pacto con los lectores, por Tiziana Plebani, y Aldo, inventor de la profesión del editor moderno, de Ana Mosqueda- echan luz sobre la figura del legendario impresor.
Plebani extiende el “pacto narrativo” que la crítica literaria contemporánea establece para la dupla autor-lector al propio Manucio, atribuyéndole “la conciencia de una especie de pacto que él hacía con el público de sus libros, tomando una responsabilidad mucho más amplia que la de sus autores, en su mayoría tan lejanos en el tiempo como para no permitir diálogo alguno. Un pacto que quería defender al mismo tiempo los derechos de los lectores y los de los autores, tratando en la mayor medida posible de restaurar la integridad de los textos, limpiando errores y transmisiones incongruentes; su misión, declarada y hecha explícita en sus prefacios, era en realidad la de “liberar a los buenos libros de duras y horribles cárceles…”.
Y agrega: “Un eje central de este pacto con el lector fue, sin duda, el conjunto de prefacios y advertencias que Aldo insertó en la mayoría de las ediciones que salieron de su taller, especialmente en aquellas que caracterizaban su proyecto editorial; de este modo inventó una nueva y peculiar cercanía y conversación con los lectores.
A continuación, Ana Mosqueda hace presentes las palabras de Roberto Calasso, para quien las cartas prologales de Aldo Manucio son precursoras “no solo de todas las introducciones modernas, prefacios y epílogos, sino también de todos los textos de cubiertas, de presentación a los libreros y de la publicidad actuales”. Entre sus muchas innovaciones -subraya- es posible agregar que con Manucio “la estética de la página comenzó a pensarse por su valor artístico y por su legibilidad”, y que con el formato de bolsillo “instaura nuevos modos de lectura, ya no mediada por el aparato crítico, y practicable en circunstancias antes impensables, como viajes y paseos. Además, por considerar el libro como instrumento y objeto, creó nuevos dispositivos para la lectura: signos de puntuación, número de páginas, índices, etcétera. Algunos de ellos ya existían, ciertamente, pero nadie antes de Aldo los “aplicó y experimentó con igual sistematicidad en el libro impreso”.
En plena era de la edición digital y de la expansión de nuevas formas de lectura y narrativas transmedia, Ampersand propone entonces volver a los orígenes, al áncora y delfín del histórico Manucio, para mirar hacia adelante y tener presente que la historia de la edición es, sobre todo, una larga obra colectiva que rescata en el siglo XXI los ecos del siglo XVI.
De re impressoria.Cartas prologales del primer editor. Autor: Aldo ManucioSelección, traducción y notas: Ana Mosqueda. Introducción: Tiziana Plebani. Colección: Territorio Postal. PVP: AR$ 1.200. Fecha: febrero 2022. ISBN 978-987-4161-68-0 176 pp
Contenido
Cartas prologales
Constantino Láscaris, Gramática griega
8 de marzo de 1495
Museo, Hero y Leandro
ca. 1495-1497
Aristóteles, Órganon
1 de noviembre de 1495
Teócrito, Hesíodo, Teognis, Obras selectas
Febrero de 1496
Tratados de gramática griega: Tesoro, El cuerno
de la abundancia de Amaltea, Los jardines de Adonis
Agosto de 1496
Aristóteles y Teofrasto, Filosofía natural
Febrero de 1497
Giovanni Crastone, Léxico griego-latino
Diciembre de 1497
Angelo Poliziano, Obras completas
Julio de 1498
Dioscórides, Acerca de la materia medicinal
Nicandro de Colofón, Remedios contra los venenos
de los animales y antídotos
8 de julio de 1499
Niccolò Perotti, Cornucopia
Julio de 1499
Escritores de astronomía griegos y latinos
(Julio Fírmico Materno, Marco Manilio, Arato, Proclo)
Octubre de 1499
Aldo Manucio, Rudimentos de gramática latina
Febrero-junio de 1501
Virgilio
Abril de 1501
Horacio
Mayo de 1501
Juvenal, Persio
Agosto de 1501
Constantino Láscaris, Las ocho partes de la oración
Diciembre de 1501
Catulo, Tibulo, Propercio
Enero de 1502
Esteban de Bizancio, Sobre las ciudades
18 de marzo de 1502
Julio Pólux de Naucratis, Onomástico
11 de abril de 1502
Tucídides, Historias
14 de mayo de 1502
Sófocles, Tragedias
Agosto de 1502
Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables
Octubre de 1502
Aldo Manucio, “Advertencia a los tipógrafos de Lyon”
16 de marzo de 1503
Basilio Besarión, Contra el calumniador de Platón
Julio de 1503
Gregorio Nacianceno, Poesía
Junio de 1504
Homero, Ilíada
31 de octubre de 1504
Esopo, Fábulas y otros textos
Octubre de 1505
Virgilio
Diciembre de 1505
Eurípides, Hécuba e Ifigenia en Áulide,
traducción de Erasmo de Róterdam
Diciembre de 1507
Horacio
Después del 30 de marzo de 1509
Constantino Láscaris, Las ocho partes de la oración
Octubre de 1512
Píndaro, Odas / Calímaco, Himnos / Dionisio Periegeta,
Descripción del mundo / Licofrón, Alejandra (Casandra)
Enero de 1513
Platón, Obras completas
Septiembre de 1513
Julio César, Comentarios a la guerra de las Galias
1513
Cicerón, Tratados de retórica
Marzo de 1514
Jacopo Sannazaro, Arcadia
Septiembre de 1514
Virgilio
Octubre de 1514
Lucrecio
Enero de 1515
Territorio Postal
Bajo la dirección de Ana Mosqueda, doctora en Historia social de la cultura escrita por la Universidad de Alcalá, Ampersand propone la nueva colección Territorio Postal, que reúne correspondencias de personajes cuyas cartas sean atractivas desde diversos puntos de vista. Cartas testimoniales, biográficas y literarias, cartas que puedan ser la clave de acceso a nuevos sentidos para la obra, el pensamiento y el mundo de reconocidas personalidades de nuestra cultura e historia. Documentos que revelen el universo personal y creativo, las huellas persistentes de una vida, las facetas desconocidas que enriquecen nuestras perspectivas.
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