Hoja por Hoja

Proyecto editorial & Revista literaria online

La libertad siempre es creativa: Jo March entrevista a Louisa May Alcott

Hoja por Hoja Avatar
,

Por cortesía de la inteligencia artificial —y del tiempo suspendido de la literatura—, Jo March ha logrado sentarse frente a su autora. La luz de una tarde de mayo se filtra por la ventana. Una mesa con papeles, una lámpara encendida y dos mujeres que se conocen sin haberse visto nunca. De un lado, la escritora Louisa May Alcott. Del otro, su criatura más libre: Jo March*.

Jo: Miss Alcott… ¿Louisa? Qué extraño es tenerla enfrente. Me siento como una página que ha salido del libro… Mis lectoras y yo tenemos muchas preguntas. ¿Le parece bien si comenzamos?

Louisa: Adelante, Jo. Siempre fuiste la más impetuosa. No esperaba menos. ¿Un poco más de té?

Jo: Gracias. Me intriga su vida antes de nosotras. ¿Cómo crece una mujer que después se atreve a inventar personajes como yo?

Louisa: Crecí entre libros y precariedad. Nací en Germantown en 1832 y pasé mi infancia en Massachusetts. Somos cuatro hermanas, y mi padre, Bronson Alcott, fue un educador con ideas tan avanzadas que nadie quería pagarle por ellas. Mi madre, Abigail, sostuvo la casa con trabajo real y convicciones firmes. Vivimos cerca de Emerson y Thoreau. Ellos nos prestaban libros, a veces dinero. Cosimos, enseñamos, cuidamos. Y yo escribo desde muy joven, como si fuera una necesidad física. Mi libertad estaba allí, en un bloc de notas en blanco.

Jo: Sé que su vida está marcada por la pérdida de su hermana Lizzie, la inspiración de Beth. ¿También escribe para no olvidar?

Louisa: Escribo para no endurecerme. Lizzie murió de escarlatina. Luego fui enfermera en la Guerra Civil y me enfermé yo. Todo eso se fue transformando en libros. “Hospital Sketches” me dio un lugar en el mundo editorial. Pero antes y después de eso, escribí cuentos oscuros, sensacionalistas, bajo seudónimo. Hay que pagar las cuentas, Jo.

Jo: ¿Y entonces llega “Mujercitas”?

Louisa: Entonces llega la propuesta de mi editor: una novela para chicas. Yo no quiero. Le digo que no me gustan las chicas. Le ofrezco relatos lúgubres. Pero él insiste. También mi padre. Y yo necesito dinero. Así nace “Mujercitas”.

Jo: Digamos que… nací por encargo.

Louisa: Naciste por encargo, pero enseguida te volviste inevitable. Te pareces tanto a mí que asusta. Te tocaron mi cumpleaños, mi deseo de independencia, mis arranques de furia, mi voluntad de escribir. Incluso tu almohada de humor es real. La mía todavía está en Orchard House.

Louisa May Alcott & Jo March

Jo: Usted me hace rebelde, pero no me castiga por eso. ¿Quería probar que una mujer podía ser fuerte y querida a la vez?

Louisa: Sí. No escribí para moralizar, sino para abrir puertas. Si tú, Jo, logras que otras chicas se animen a pensar, a decir, a imaginar, entonces cumples mejor que yo mi propio deseo.

Jo: ¿Y mis hermanas? ¿También vienen de su mundo?

Louisa: Las cuatro March son mis hermanas y yo. Anna es Meg. Lizzie es Beth. May es Amy, y sí, Jo, tú eres mi alter ego. Copio escenas, emociones, hasta palabras. Pero les doy otra salida. En la ficción podemos mantenernos unidas, hacer que lo cotidiano brille, suavizar la pobreza, prolongar lo que en la vida dura poco.

Más lectura: “El legado de Mujercitas”, de Anne Boyd Rioux

Jo: ¿Cuánto tuvo que ajustar las historias o los personajes, incluyéndome a mí misma, por pedido de los editores?

Louisa: Tuve que ceder más de lo que me gustaba. Mr. Niles, mi editor, insistía en un “libro para niñas”, algo que compitiera con las historias populares para niños. Yo prefería mis cuentos lúgubres, que pagaban bien y me permitían más libertad. Incluso tú, mi espíritu rebelde, tuviste que ajustarte. Querían saber con quién se casaban las mujercitas, como si ese fuera el único propósito de nuestras vidas. Me resistí a que te casaras con Laurie. El Profesor Bhaer fue una forma de compromiso. No pude poner todos mis temas controversiales. La pobreza de los March, por ejemplo, la hice parecer más noble de lo que fue.

Jo: ¿Qué influencia tuvo tu padre en tu creación literaria y en tu propia vida?

Louisa: Mi padre, Bronson, tuvo una influencia incalculable y a menudo conflictiva. Fue un pensador admirable, pero incapaz de mantener a la familia. Nosotras tuvimos que ser su sostén. Me crió con ideales trascendentalistas, me alentó a pensar por mí misma, pero también me exigió mucho. Incluso le pidió a Niles que publicara su libro a cambio de que yo escribiera “Mujercitas”. Quería que escribiera su biografía, “El costo de una idea”, pero nunca pude hacerlo. Fue una presencia constante y compleja en mi vida.

Jo: Después escribe “Hombrecitos” y “Los muchachos de Jo”. ¿Lo hace por amor a nosotras o por necesidad?

Louisa: Por ambas cosas. “Mujercitas” tiene tanto éxito que los lectores quieren más. Yo necesito seguir sosteniendo a mi familia. “Hombrecitos” me permite explorar la educación, una pasión heredada de mi padre. “Los muchachos de Jo” es más sombría: estoy enferma, cansada. Pero quiero mostrar cómo crecen los personajes. Cómo envejecemos nosotras.

Jo: A veces me pregunto si usted escribe la vida que no puede vivir…

Louisa: Tal vez, querida Jo. O… tal vez escribo para entender la que sí viví.

Jo: ¿Sabías que ahora tu casa, Orchard House, es un museo, y que generaciones de mujeres leyeron “Mujercitas”?

Louisa: Lo sé, y me conmueve. Escribí “Mujercitas” en esa casa en seis semanas. Nuestras verdaderas aventuras de infancia fueron en The Wayside, pero Orchard House es el lugar donde esa historia cobró forma. Saber que miles de personas la visitan buscando inspiración, guía, consuelo… es asombroso. Me alegra haber podido elevar a mi familia con la escritura, y que nuestra historia haya resonado con tantas generaciones.

Jo: Dígame, Louisa, ¿quiénes son sus autores favoritos? ¿Qué lecturas la formaron?

Louisa: Leo todo lo que cae en mis manos. Goethe, Dickens, Charlotte Brontë. Pero también leo filosofía, escucho a Emerson, discuto con Thoreau. Admiro a George Sand, su libertad. No hay muchas mujeres escribiendo con voz propia. Eso también me impulsa.

Jo: ¿Se siente parte de una historia más grande, de una lucha por el lugar de las mujeres en la literatura?

Louisa: Sí, aunque no siempre lo digo. Escribo por necesidad, pero también por justicia. Quiero que nuestras voces estén. Que nuestras historias se lean. Que una chica, al abrir un libro, sienta que no está sola.

Jo: ¿Qué palabra o qué idea quiere dejar grabada al final de esta entrevista?

Jo, la libertad lo es todo. En un mundo que esperaba que las mujeres solo fueran esposas y madres, yo quise algo más. Nunca me casé. Siempre pensé que la libertad es mejor marido que el amor. Quise demostrar que una mujer podía desear independencia, una carrera, un rumbo propio. Que podía viajar, aprender, expresarse. Incluso a través de ti, Jo, quise mostrar eso. Que una mujer fuerte puede encontrar su lugar en el mundo, aun cuando las expectativas sociales digan lo contrario. Esa lucha por un espacio propio sigue siendo vigente. Eso quise destacar: la posibilidad expandida de lo que una mujer puede ser.

*Esta entrevista imaginaria fue escrita con la colaboración de un sistema de IA al que se le proporcionó información sobre Louisa May Alcott, su vida y sus obras.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

©Graciela Cutuli


Sitio web diseñado y desarrollado por Axel J. Dumas Cutuli (axeldumas@hotmail.com) y Micaela Fernández (ffmicaelab@gmail.com)