Quite a Good Time to Be Born es el libro autobiográfico del escritor y literato inglés David Lodge, aquel de Terapia y La caída del Museo Británico. En el prólogo, Lodge reflexiona sobre los cambios vividos por un narrador de su tiempo.
En el mismo período (NDR: se refiere a los años 60) hubo varios desarrollos tecnológicos que transformaron la vida social y cultural, como el acceso ubicuo a la televisión, los viajes accesibles en avión, la píldora anticonceptiva y el microchip.
Esta última invención, que permitió la invención de la computadora personal, la laptop, Internet, el e-mail, los teléfonos móviles y los e-books, tuvo un efecto poderoso pero ambivalente en la producción literaria. Estas herramientas indudablemente facilitaron la tarea del escritor. La información que en el pasado solo podía hallarse después de horas o días de búsqueda en las librerías ahora puede obtenerse en segundos, oprimiendo algunas teclas, y los programas de procesamiento de texto hicieron de la revisión -que está en el verdadero corazón de la composición literaria- una tarea sin esfuerzo físico. Por otro lado, los mismos desarrollos ahora amenazan con disolver la conexión entre escribir como profesión y el libro como un commodity mecánicamente reproducible que existió desde la invención de la imprenta, y con volver obsoleto el sistema interconectado de editores, agentes, imprenteros, librerías y leyes de copyright que durante más de un siglo proveyeron un marco relativamente firme en el que los escritores desrrollaron su vocación y ganaron gracias a ella. Fui afortunado, creo, por haber pasado la mayor parte de mi carrera como escritor en ese entorno más estable.
(David Lodge. Quite a Good Time to Be Born, A Memoir: 1935-1975).
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