
De vez en cuando oía a la tía Chelo: «No permitiré que tú también te pierdas» (el «también» aludía a mi padre), «pide a la Virgen que te conserve siempre la pureza», siempre obsesionada por la pureza, ¿qué sería eso?, «mientras más tiempo lo ignores, mejor».
José Luis Sampedro, Octubre, octubre.